Han terminado los festejos que la Laguna celebra en honor del Smo. Cristo, con igual, ó mayor esplendor, si cabe, que en otros años. Dado cuenta de los números realizados los días 12 y 13, reseñaremos la fiesta del 14, que es cuando la Laguna se vé llena de forasteros.
Cerca de las 9, partió de la Santa Iglesia Catedral, el cabildo, acompañado de las parroquias del Sagrario y la Concepción con cruz alta y las Hermandades del Rosario, de Sto. Domingo, Concepción y Santísimo de la parroquia Matriz y Santísimo de la Catedral, con dirección á la Capilla del Cristo para efectuar la traslación de esta imágen á la repetida Iglesia Catedral, procesión que se efectuó á las 9 en punto, con el mismo acompañamiento citado y el Excelentísimo Ayuntamiento con maceros, comisiones civiles y militares. Real Esclavitud del Señor, también con maceros y numeroso público. A su paso por el palacio episcopal incorporóse el Excmo.,él Iltmo. señor Obispo y ya dentro de la Iglesia la sagrada Efigie, presentóse el Excmo. Sr. Capitán General, que llevaba la representación de S M. el Rey, y al que le hizo los honores una compañía con bandera del Regimieiito Infantería de Tenerife, al mando del capitán don José Cáceres Sánchez.
A dicha superior autoridad militar acompañóle su Estado Mayor y nutrida representación de todos los cuerpos y dependencias del ramo de Guerra.
La Iglesia estaba atestada de gente.
Acto continuo empezó la función religiosa oficiando de Pontifical el Rvdo. Prelado.
El sermón fué pronunciado por el Padre Superior de los Misioneros del I. Corazón de María, en sustitución del Lcdo. D. Jerónimo Padilla, que por motivos de salud no pudo verificarlo.
A las 12 se sirvió en la plazoleta del cuartel una suculenta comida con vino,á los pobres de la ciudad.
A las 2, en el teatro Viana tuvo lugar una entretenida luchada en la que tomaron parte afamados luchadores de estas islas.
A las 3 de la tarde, se efectuó en la plaza de San Francisco una brillante carrera de bicicletas, á la que concurrió crecido número de sporman, que se disputaron las preciosas cintas, que para dicho festival pintaron y bordaron distinguidas señoritas.
En el escaparate del establecimiento de D. José Suarez, pudimos admirar el trabajo delicado de dichas cintas, que entre otras, figuraban con los nombres é iniciales siguientes; M. Solano, M. B,, A. N.. C. Q., L. M., Amparo Franquis Zamora, (de esta dos preciosas, una de ellas era la del premió), C. H., E. D., M. A., A. A., J. Massieu, U. S , C. Armas M.
Esta agradable fiesta, que estuvo extremadamente concurrida fué amenizada por la banda La Esperansa. A las 6 y media partió de la Iglesia Catedral la suntuosa procesión del Cristo, acompañada del Clero del Sagrario, de la Real Esclavitud y numerosísimo público, que recorrió las calles de San Agustín, Viana, Palma, Nava Grimón, Carrera, Rosada, San Agustín y Tabares de Cala.
En los monasterios de las clarisas y dominicas hizo estación la comitiva religiosa, en donde las claustradas, cantaron preciosos motetes al Señor.
Al llegar la procesión y hacer alto en la esquina de la calle de la Rosada, frente á la torre de la Concepción, ésta se iluminó instantaneamente de variados colores, de fuegos artificiales que con la oscuridad de la noche daba un aspecto fantástico y hermoso.
Y llegamos al momento culminante de esta gran fiesta, de estos que no tienen palabras con que poderlos definir.
La anchurosa plaza de San Francisco que momentos antes de penetrar en ella la figura del Redentor, hallábase animada con grupos de campesinos de ambos sexos bailando los clásicos aires del país, las rondallas por otra parte, dejando oír sus cánticos y sus músicas, las entretenidas conversaciones de la muchedumbre que invadía aquel sitio esperando la famosa Entrada, todo, como movido por un resorte eléctrico, cesó. Al bullicio sustituyó el silencio precursor de algo inesperado, de algo sublime.
Las cabezas se descubren, los ojos de aquella compacta ola humana se dirigen á un punto determinado: es el Cristo que triunfante entra en la plaza, embargando corazones y arrancando del pecho de sus hijos una oración fervorosa.
De pronto, cuando el Cristo en el templete descansa, para la contemplación del pueblo, á una señal convenida, millares de cohetes que surcan el espacio, centenares de luces de variados colores, que iluminan el cuadro, piezas de preciosos y artísticos fuegos que se queman á un tiempo mismos, las montañas que miran á la plaza vomitando fuego, las músicas, dejando oír sus arrobadoras y melancólicas notas, las campanas lanzando á los aires sus alegres sonidos, todo esto que se ofrece al Divino Jesús, en prueba del amor entrañable que le profesa la isla entera de Tenerife, constituye la famosa Entrada, que describimos ligeramente.
El paseo animado y muy concurrido, amenizado por las bandas de música La Fé y La Esperanza y los ramilletes de bonitos fuegos artificiales, fué el remate digno de estos festejos, que la Comisión organizadora llevó á cabo con muy buen acuerdo y para la cual enviamos nuestra más cordial enhorabuena.