El abuelo, impulsado por la nostalgia de la plenitud de la niñez, reposando su mano derecha sobre la cabeza de aquel niño, terminó diciéndole:

—Nunca permitas que se apague en lo más profundo de tu alma el niño eterno que todos llevamos dentro, como una experiencia indescriptible y una prerrogativa divina; ese niño que tenemos dentro más pequeño qué cosa alguna y más grande que cosa alguna.

A lo lejos, se oía «La muerte y la transfigureción» de Richard Strauss. El abuelo sintió un escalofrío que le recorría el espinazo y quedó envuelto en un silencio absoluto. En su cabeza una sola idea: «La música es un emisario.qu viniendo de la esfera más pura, acude en ayuda de la inocencia y, ante la falta de fe, nos canta nos habla del principio y el fin del mundo»

Víspera del Cristo, estallido de alegría y fe.13/09/1992

El Esclavo Mayor, en el pasado lagunero, agasajaba con una fuente de rosati y otra de anís, agua de nieve, bizcochos y chocolate.

SANTA CRUZ DE TENERIFE. Esta noche, La Laguna celebra la Víspera de las Fiestas del Cristo. Una jornada que, desde cuando las Ordenanzas instituyeron la celebración hace ahora 385 años, viene constituyendo un estallido de alegría y fe.

En este día tan especial para Aguere damos un salto en el tiempo, guiados por un deseo de dar a conocer unos actos, ya desaparecidos, que hicieron destacar a La Laguna dentro del acontecer festivo de la Isla.

El elevado gasto que se hizo en 1668 por parte del Esclavo Mayor —se encargaba de las Fiestás con la ayuda de dos diputados—, dio lugar a que «se limiten los refrescos de la Víspera que se han hecho con toda esplendidez y abundancia, y acordamos que en adelante los señores Esclavos Mayores en dicho refresco no excedan de una fuente de rosati y anís, agua de nieve, bizcochos y chocolate».

La antigua Víspera del Cristo atraía a las tapadas, que acudían a la plaza con el típico atuendo para ocultar la clase social a la que pertenecían y bromear con los jóvenes o tener alguna aventura sin ser reconocidas.

En el año 1883, la afluencia de forasteros fue tan grande que dormían en los pórticos de las Casas Consistoriales. Las crónicas resaltan que «apenas había alojamiento en la Ciudad para tanta gente. Un sinnúmero de parrandas cruzaba continuamente las calles o llenaba las tabernas. Muchos descansaban en los callejones. El vino corrió en abundancia. Todos los pueblos de los alrededores estaban representados en la fiesta. Las carreteras de Santa Cruz, Tejina y Tacoronte y los demás caminos vecinales eran recorridos continuamente por toda clase de personas que, por diferentes medios de transporte, desde las propias piernas hasta el pesado ómnibus, abandonaban sus hogares en busca de diversiones. Y vive Dios que las hallaron». En la Víspera del Cristo no faltaban los ventorrillos, el clásico peludo ni el recuerdo de algún amoroso encuentro: «Hoy hace un año/que te decía/en la Fiesta del Cristo/que te quería./Y tú me amaste/y bailamos juntitos/el tajaraste».

Pero no toda la alegría estaba en la plaza de San Francisco. En la del Adelantado, iluminada con farolillos de Lux-Lux y gas acetileno, se celebraban paseos amenizados por la banda La Fe, que se ubicaba en un templete desde el que se veía perfectamente los festones, los medallones y la iluminación veneciana que constituían el ornato del recinto.

La mayoría de los actos del Cristo se desarrollaban en la plaza de Toros que existió cerca del barrio de San Juan y se daban a conocer al vecindario en forma de pregón y a través carteles pegados por la ciudad. La primitiva Comisión de Fiestas dispuso que, en las celebraciones más importantes, se adornaran las calles con elegantes arcos, plumas, banderas y gallardetes. A las casas, templos y torres se destinaban los tapices y colgaduras y la iluminación durante la noche.

Cuando se acudía a la Víspera era para relajarse después de presenciar y participar en actos que hoy sólo son un recuerdo, como, por ejemplo, las carreras de bicicletas en la carretera de Tejina amenizadas por la Banda del Regimiento de Canarias, el reparto de pan a los pobres, la elevación de globos aerostáticos, las zarzuelas en el Teatro Leal, el Concurso Regional de Orfeones, la Feria de Ganado a la que llevaban a San Benito para la bendición, la Fiesta de Mantones, la cabalgata denominada La Pandorga, la Fiesta de la Patria, Mujer y la Música, las carreras de sortijas, las jinkamas, la Fiesta de los Estudiantes, el Festival de las Señoras de la Caridad, los Juegos Florales, la Lucha Canaria, y la Fiesta de la Leyenda Canaria.

Pero volvamos a la Víspera ra para saber cómo se divertían los laguneros del ayer. Al baile de esta noche daba carácter típico preferentemente. Durante la celebración de la verbena, se hacían diversas exhibiciones de de bailes y cantos regionales por conjuntos típicos, parrandas, representativas de las sociecdades más características de los pueblos de Tenerife. Concurrían también gran número de danzas con sus originales atavíos y se concedían premios a los mejores grupos, así como obsequios que se sorteaban entre las personas que asistían vistiendo el traje regional. En distintos lugares de la plaza del Cristo se habilitaban pistas de baile y una banda de música interpretaba piezas de sabor regional.

Esta noche también era de fe, no sólo porque se quemaban ruedas de fuego de promesa porque, aunque cerrado el Real Santuario, los laguneros se acordaban de su Cristo en el ventornillo, de hojas de palma, techos de sábanas y aroma a adobo, convirtiendo la copla sentida plegaria: «Siendo yo un niño mi madre/ me arrodillaba en la cuna,/ y me enseñaba a rezarle/ al Cristo de La Laguna».

Fiestas del Cristo lagunero, días de arcos de tradición. 13/09/1992

Las Fiestas del Cristo, en el pasado de la Ciudad de Aguere, eran días de arcos bajo los que pasaba la tradición, ya fuera a través de parrandas y danzas a ritmo de tajaraste, de San Benito en procesión para bendecir el ganado de la feria o de los encargados de llevar las figuras grotescas para la pandorga o los globos aerostáticos que se elevaban en el cielo festivo desde el estadio La Manzanilla. Y por la noche, para poder admirar la belleza de la mujer de Aguere, el viejo lagunero encendía los faroles de petroleo que, en la noche de la solemne Entrada, semejaban estrellas iluminando el camino al Cristo lagunero. Hoy, todo ello es un hermoso recuerdo con el que, guardado en el relicario de sus corazones los nacidos en La Laguna acuden cada 14 de septiembre para desborda alegría una fiesta que, según las Ordenanzas de Tenerife, se remonta 385 años en el tiempo. Esta noche, los protagonistas de la fiesta son los ventorrillos y el despertar de aires canarios en el cordaje del timplillo perfumado a adobo y vino tinto. Mañana, en la Torre de la Concepción y en El Risco, los fuegos serán los dueños y señores, pues cada volador elevará a las alturas el sentir de un pueblo que, aunque ya no pase por debajo de los arcos, continúa siendo fiel a sus costumbres. La Laguna, un año más, ofrecerá en estas fiestas la hospitalidad que la caracteriza y un Cristo que, según destaca el rector del Seminario Diocesano, Lucio González, no entiende de violencia sino de paz y es pregonero, entre otros, de bellos mensajes:  «Si quieres permanecer anónimo, mi luz debe permanecer encendida».

Recuerdos de la víspera. 13/09/1992

Manuel HERMOSO ROJAS 

Quizás porque eran años de silencio, la traca y los fuegos del Cristo tenían una especial significación, amén de otras simbologías que puedan buscarse. Los jóvenes laguneros de aquellos difíciles años sentíamos una honda devoción por el Cristo, cuya imagen milagrosa y redentora tuvo forzosamente que servir de refugio reconfortador a cuantos necesitaban auxilio y consuelo, por unas u otras causas.

Los fuegos y el olor a carne en adobo de los ventorrillos, hechos "con una sábana y unas cañas", como reza la emocionante copla descriptiva de Amaro Le-franc. Esas eran las verdaderas claves de la fiesta de la víspera del Cristo, en la que los laguneros, sin aviso previo, nos citábamos al mismo tiempo y en el mismo espacio rectangular de la plaza, antes y después de la desaparición del templete.

Si para Camilo José Cela el olor de Tenerife cuenta con un-no-sé-qué que fácilmente se advierte y se aprehende por el visitante, la plaza del Cristo también tenía "un olor especial", como reza la sevillana hoy tan de moda. Olores a cirios quemados y apagados, dentro y fuera del Santuario. Olor a la pólvora de las carcasas y a las típicas ruedas de dos velocidades. Y olor a salmorejo y a los ricos y apetecidos adobos de la carne fiesta.

Eran tiempos en que nadie sabía nada del colesterol. Y el dicho popular sobre la carne de cerdo ("del cochino me gusta hasta la conversación") circulaba de voz en voz y de grupo en grupo, con las familias sentadas en bancos o en las sillas de tijera de los ventorrillos, escuchando a la parranda que no necesitaba de altavoces ni de amplificadores.

La víspera venía a ser un especie de ensayo general para el día mayor de la fiesta, hecho casi exclusivamente con actores laguneros, que éramos todos nosotros.

A lo largo de los años, muchas cosas han cambiado dentro y fuera de la fiesta. Es ley de vida. Sin embargo, los fuegos y los aromas continúan siendo las verdaderas esencias intemporales de la fiesta; algo así como lo permanente y lo inmutable, amén de todo lo que representa esa maravillosa imagen del Crucificado, tan venerada y querida.

El fuego, los fuegos, la ciudad "de los mil fuegos", como llamó Torriani a La Laguna, aludiendo al número de hogares con que contaba en aquella época. Cada casa era un fuego.

Es posible que haya algo más que el simple acto de quemar los fuegos de artificio y disparar la gran y clásica traca estruendosa; que sea necesario acudir a la motología y al psicoanálisis, en aras de desentrañar qué se esconde más allá de la manifestación festiva y lúdica. O, dicho de otra manera: ¿por qué los laguneros realizan sus promesas y ofrendas al Cristo a través de los fuegos de artificio?

Si el fuego tradicionalmente es un poderoso símbolo vital, y si en su vertiente antigua y tradicional fue considerado como el más noble de los elementos, habrá que tomar la alegoría en el sentido purificador y ahuyentador de acciones demoníacas y destructoras. Porque el fuego, como ha estudiado Cirlot, es ultraviviente. Realiza el bien (calor vital) y el mal (incendio, destrucción).

Porque algo de purificación o de "lluvia vital" tenía para nosotros el situarnos bajo las cajas de los voladores, acurrucados unos con otros y cubriéndonos las cabezas con los brazos, en un acto instintivo de protección, que más de una vez nos deparaba la consiguiente quemadura, además de la inevitable reprimenda familiar.

Los estudiosos del tema podrán decir que encierra el mismo sentido simbólico que el riesgo que se corre delante de los toros en los Sanfermines. O caminar descalzo, con carga a los hombros, sobre los tizones encendidos de las hogueras de San Juan.

Pero el fuego, dentro del mundo de los sueños, es algo más. El estudio de la historia de la civilización nos enseña que esta imagen tuvo primitivamente una significación real, importantísima para el desarrollo de la humanidad. El encender el fuego representó realmente alguna vez a la vida.

Bajo estos análisis y criterios, creo que es posible interpretar lo mucho de bueno y sano que entraña esa relación fiesta-fuegos, que hemos intentado desentrañar a la sombra de los recuerdos de la infancia, y ante la inminente víspera del Cristo lagunero, una celebración que ocupa lugar preponderante en nuestra memoria y en nuestro corazón. 

El Cristo como símbolo de unión insular 

Adán MARTIN MENIS *

La realización de un artículo sobre la festividad del Cristo de La Laguna, desde la responsabilidad y la perspectiva insular, me obliga necesariamente a la utilización de un doble enfoque. De una parte, desde la perspectiva que ofrece La Laguna hoy en día, en septiembre de 1992; de la otra, con la reflexión acerca de lo que puede aportar este municipio en el desarrollo de Tenerife.

La isla se constituye de la suma de una serie de partes. Y el común denominador de todas ellas pasa por el adecuado desarrollo de cada una, hasta lograr la isla que todos tenemos en la mente. Cualquier otro objetivo de progreso resultará un fracaso si no tiene como origen ese espíritu colectivo.

Sin embargo, tenida en cuenta esa premisa, el desarrollo insular tampoco será posible si cada parte no tiene en cuenta su propia historia, ese conjunto de singularidades, tradiciones, fiestas, costumbres, etcétera que identifican a un pueblo. Diversas formas de vida que enriquecen la cultura isleña.

A la ciudad de San Cristóbal de La Laguna le corresponde una notable parte alícuota en la suma a la que antes me refería. La historia de este territorio y de sus gentes se inicia desde los propios orígenes de la isla, pues no debe olvidarse que fue municipio único de Tenerife. De ahí que su escudo se confunda con el de la isla.

La Laguna, además, ha sido sede de la cultura, de la economía, de la sociedad de Tenerife. El habitante de este municipio se ha distinguido, entre otras cosas, por un loable afán de integrar círculos de opinión, foros de debate, centros culturales en definitiva desde los que resulta más provechosa la puesta en común de ideas.

Por ello deseo la adecuada conservación de entidades y grupos cívicos tan característicos. La Laguna debe potenciar aquellas viejas tertulias como la del Palacio de Nava; o toda la actividad desplegada por la Económica de Amigos del País, el Orfeón La Paz, la propia Esclavitud del Cristo, el Ateneo... Todo ello sirvió para que impusiera su peso específico en la vida insular, que debe mantener.

Ahora bien, el desarrollo de la parte que le corresponde a La Laguna requiere una estrategia que corrija las debilidades y aproveche las potencialidades. Cuando los recursos escasean, la política se convierte en el arte de escoger; y el éxito radica en escoger bien. Pero todo ello no debe ser consecuencia de la adopción de decisiones —de forma unilateral— por cada una de las instituciones, sino del esfuerzo conjunto en pos de los mejores resultados.

El cabildo insular viene realizando un esfuerzo por La Laguna. Y está dispuesto a seguir haciéndolo. El plan de barrios, que se afrontó con el indudable empuje de la Comunidad Autónoma y del ayuntamiento, supuso una inversión superior a los 3.500 millones de pesetas. Se trataba de corregir los puntos más débiles del municipio y el objetivo fue parcialmente satisfecho. Sin embargo, hoy todavía no sabemos cómo habrá que resolver una segunda fase, capaz de llegar a la totalidad de los barrios.

De otra parte, el municipio conserva un casco urbano en el que se guarda mucho del legado histórico, desde el punto de vista patrimonial, de todo el archipiélago. Tenemos aquí una potencialidad de La Laguna que habrá que aprovechar convenientemente. El cabildo, en ese sentido, trabaja por consolidar en esta zona del municipio complejos museísticos insulares, como el de la ciencia o el de la historia de Tenerife, que junto a las viejas casonas de la ciudad pudieran servir de acicate para una nueva forma de desarrollo turístico.

Asimismo, el municipio ofrece una tercera realidad, especialmente diferenciada, cuando miramos su vertiente norte. De connotaciones rurales y por tanto íntimamente relacionada con la tierra, aquí se funden las potencialidades con las debilidades. El desarrollo socioeconómico de esta zona exige otro tratamiento, muy distinto al que se ponga en práctica en aquellas otras demarcaciones. Alternativas que pudieran pasar por la potenciación de una fórmula mixta que descanse en los sectores agrario y turístico.

Ojalá que esta festividad del Cristo de La Laguna, por aquello de ser una convocatoria que trasciende los límites municipales y se extiende al conjunto de la población tinerfeña, sirva para sumar voluntades en pro del desarrollo de toda la isla, entendida ésta como la suma de todas sus partes, por encima de intereses exclusivamente locales. 

* Presidente del Cabildo Insular de Tenerife 

Procesión del Retorno del Cristo lagunero. 13/09/1992

FIESTAS Los actos programados para mañana comenzarán con el traslado del Pendón de la Conquista hasta la Catedral.

El general jefe de 11 Zona Militar de Canarias, José Romei Ales, representará a S.M. Juan Carlos I 

SANTA CRUZ DE TENERI (REDACCION). La ciudad de Laguna celebrará mañana el grande de sus tradicionales Fiestas del Santísimo Cristo, que para esta noche tienen previsto la celebración de la antigua Pandorga caballitos de fuego y un festival salsa, sin olvidar la concurrencia a los ventorrillos para degustar adobos y vinos tintos antes la quema de los fuegos de promesas.

Los actos de mañana comenzarán, a las 10,30 horas. con el traslado del Real Pendón de la Conquista desde las Casas Consistoriales hasta la Catedral, con asistencia de las corporaciones de ayuntamientos de La Laguna Santa Cruz y Cabildo Insular Tenerife bajo mazas, cuerpo consular, representaciones militares y, cerrando el cortejo, el presicidente del Gobierno de Canarias, presidente del Parlamento y gobernador civil, acompañados de consejeros, diputados y senadores, e otras autoridades de la Isla. 

Colocadas las autoridades en la fachada de la Catedral por orden protocolario, se procederá al recibimiento del representante de S.M. Juan Carlos I, Rey de España, que este año es el general jefe de la Zona Militar de Canarias, José Romero Ales, quien, tras recibir los honores de ordenanza, pasará revista a la fuerzas concentradas delante del Ateneo.

Después de ser recibido por el alcalde de La Laguna, Esclavo Mayor del Cristo y obispo de la Diócesis, el general Ales pasará al interior de la Catedral junto al resto de autoridades, para participar en la solemne concelebración eucarística, que será presidida por el obispo Felipe Fernández. El encargado de la homilía será el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, José María Cirarda Lachiondo, quien hablará a los fieles del tema «De la Cruz del Calvario al sacrificio eucarístico». La misa será cantada por el coro del Orfeón La Paz. 

Desfile militar 

Tras finalizar la función religiosa en la Catedral, dará comienzo la procesión del Retorno del Santísimo Cristo a su Real Santuario de San Miguel de las Victorias, acompañado, además de las autoridades ya citadas, por los miembros de su Pontificia, Real y Venerable Esclavitud. 

Ya en la plaza, como es costumbre, se celebrará un desfile militar ante el Cristo lagunero, venerada imagen que luego entrará en su templo, mientras el Pendón de la Conquista será trasladado al Ayuntamiento, donde se ofrecerá un cóctel a las autoridades asistentes al acto.

La Banda de Música de La Laguna, Policía de Gala de la Ciudad y materos de los ayuntamientos de La Laguna y Santa Cruz y Cabildo darán mayor realce al acto.

Por la noche, el Cristo volverá a recorrer la Ciudad para recibir la ofrenda pirotécnica de los fuegos de la Torre de la Concepción y de El Risco, que este año será una novedad al ser organizado como un espectáculo de luz y color. El broche de oro lo constituirá la popular traca, en la que miles de voladores harán correr a los romeros presentes en la plaza. 

Bando del alcalde 

El alcalde de la ciudad, José Segura Clavell, ha dictado un bando municipal para la señalada ocasión, de cuyo mensaje a los vecinos de La Laguna y a sus visitantes cabe resaltar lo siguiente: «Invito a todos a participar en los dilererentes actos para desbordar la plaza del Cristo de alegría y buenos propósitos. Los damascos deben lucir en los balcones y la fe en las procesiones del Retorno y La Entrada. Seamos fieles al pasado en estas Fiestas del Cristo, convencidos de que el camino del futuro depende de la continuidad de nuestro acontecer histórico, en que los laguneros y tinerfeños todos nunca han defraudado a su Santísimo Cristo ni a los diferentes actos que surgen como una sentida ofrenda». 

La ciudad acogió ayer el tradicional traslado del Pendón de la Conquista. 15/09/1992

CONMEMORACION Gran asistencia de público

■ El Santísimo Cristo volvió a recorrer en procesión, una vez más, las principales calles de La Laguna 

LA LAGUNA (REDACCION). El día grande de las fiestas del Cristo se inició ayer con el traslado del Real Pendón de la Conquista desde la entrada principal del Ayuntamiento lagunero hasta la Catedral.

Las primeras autoridades comenzaron a hacer acto de presencia frente a la fachada de las Casas Consistoriales hacia las diez de la mañana, en tanto que las tropas del acuartelamiento de Artillería de la ciudad, ubicado junto al propio templo del Cristo, enfilaban la plaza del Adelantado e iban a colocarse ante el edificio de la Telefónica. La Banda de Música de La Laguna hacía lo propio en la embocadura de la calle Obispo Rey Redondo.

El presidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra, llegaba justo a las diez y media, con lo cual la comitiva estaba al completo, conformada además por el vicepresidente del Ejecutivo canario, Manuel Hermoso; presidente del Parlamento de Canarias, Victoriano Ríos; presidente del Cabildo tinerfeño, Adán Martín; gobernador civil de la provincia, Angel Delgado; diputados, senadores, mandos de los tres ejércitos, Guardia Civil y Policía Nacional y representantes de las corporaciones de Santa Cruz y La Laguna. 

Honores de ordenanza 

Después de que la banda militar interpretara el himno nacional, el cortejo inició el traslado, pasadas las diez y media de la mañana, con andar pausado, y precedido por la Banda Municipal. La comitiva era recibida posterioímente en la Catedral por el tañido de las campanas, en tanto que las autoridades se colocaban por orden protocolario en la entrada del templo, frente al Ateneo, a la espera del representante de S.M. el Rey de España, general jefe de la Zona Militar de Canarias, José Romero Ales, quien recibió los honores de ordenanza y pasó revista a las tropas.

Tras el saludo del general a todas las autoridades presentes y la recepción del bastón de plata, que le entregara el esclavo mayor, José Miguel MartínNeda, el cortejo entró en la Catedral, donde tuvo lugar la solemne concelebración eucarística, presidida por el obispo de la Diócesis, Felipe Fernández, y oficiada por el arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, José María Cirarda Lachiondo, quien habló a los fieles sobre «De la Cruz del Calvario al sacrificio eucarístico». La misa fue cantada 
asimismo por el coro del Orfeón La Paz.

Finalizados los actos religiosos, dio comienzo la procesión del Retorno del Santísimo Cristo a su Real Santuario de San Miguel de las Victorias, mientras que se unían al desfile en esta fase de la celebración los miembros de su Pontificia, Real y Venerable Esclavitud.

Cuando la comitiva llegó a la plaza, tuvo lugar un desfile militar ante el Cristo y, posteriormente, la venerada imagen fue introducida en su templo. El Pendón de la Conquista, a su vez, volvía a ser trasladado a las Casas Consistoriales, tras lo que las autoridades presentes en los actos del traslado fueron invitadas por la Corporación a un cóctel en el Ayuntamiento.

Cabe destacar, asiniismo,sque la Policía de Gala de la ciudad y los maceros de los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna y del Cabildo contribuyeron en todo momento al realce de la tradicional conmemoración. 

Ofrenda pirotécnica 

El Cristo volvió a recorrer una vez más, en el día grande de las fiestas laguneras, las calles de la ciudad por la noche, donde visitó a su paso las iglesias de los conventos de Santa Clara y Santa Catalina y recibió la ofrenda pirotécnica de los fuegos de la Torre de la Concepción y El Risco, espectáculo que como novedad en la presente edición ha sido concebido como un todo de luz y color.

Por último, el cierre de la pro-gramación festiva en torno a la señalada jornada fue constituido por la tradicional pandorga con caballitos de fuego, un festival de salsa y, al final, la popular traca, en la que miles de voladores explotaron sobre los romeros presentes en la plaza.■ 

Brillante protocolo 

La disciplinada presencia de gran parte de las máximas autoridades de la región y de la provincia, tanto civiles como militares, así como el estricto y cuidado protocolo que se aplica en cada edición del traslado del Pendón de la Conquista desde el Ayuntamiento a la Catedral, como ofrenda al Cristo lagunero, contribuyen a la solemnidad dé un acto que marca sin duda el carácter insólito de una conmemoración que se hace más y más vigorosa con el tiempo, protegida por la fidelidad inquebrantable de su Pontificia, Real y Venerable Esclavitud. Se trata, además, de una evidente muestra del respeto que sienten todos los canarios por la venerada imagen y por la tradición lagunera, mientras que, para corroborarlo, muchos de los habitantes se agolparon ayer en los márgenes del desfile, tanto a lo largo de la calle Obispo Rey Redondo, en principio, como en su continuación, tras la misa, hasta la plaza del Cristo. Puede decirse que el Archipiélago entero estuvo representado en los actos de ayer, así como que un inequívoco hermanamiento se produjo, igual que todos los años, entre las corporaciones de las dos principales ciudades de la Isla.

LA LAGUNA DIA GRANDE DE LAS FIESTAS 15/09/1992

El día grande de las fiestas del Cristo se inició ayer con el traslado del Real Pendón de la Conquista desde la entrada principal del Ayuntamiento lagunero hasta la Catedral. Las primeras autoridades comenzaron a hacer acto de presencia frente a la fachada de las Casas Consistoriales hacia las diez de la mañana, en tanto que las tropas del acuartelamiento de Artillería de la ciudad, ubicado junto al propio templo del Cristo, enfilaban la plaza del Ade-lantado e iban a colocarse ante el edificio de la Telefónica. La Banda de Música de La Laguna hacía lo propio en la embocadura de la calle Obispo Rey Redondo. El presidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra, llegaba justo a las diez y media, con lo cual la comitiva estaba completa. í

LA LAGUNA VIVID SU DIA GRANDE. 15/09/1992

— La Laguna vivió ayer su día grande con la festividad del Santísimo Cristo, que tuvo una apretada agenda de actos religiosos y culturales. Por la mañana se celebró la procesión cívico-militar del Real Pendón de la Conquista que partió de las Casas Consistoriales y se dirigió a la Santa Catedral, donde tuvo lugar la solemne concelebración eucarística que presidió monseñor Felipe Fernández. Tras la procesión del retorno, por la tarde se celebró otra función religiosa con el posterior desfile procesional de la sagrada imagen. Asimismo, los grupos folclóricos procedieron al mediodía a su tradicional ofrenda al Cristo y anoche se ofreció un concierto a cargo de la Orquesta Clásica de La Laguna con la interpretación de la obra "Música para los Fuegos Artificiales", de Hándel, que dio paso a la popular traca de la plaza del Cristo. En Tacoronte, por otra parte, se dará lectura esta tarde al pregón de sus Fiestas del Santísimo Cristo, que estará a cargo de nuestro compañero Gilberto Alemán. 

Peregrinación.

— La Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna realizará el próximo domingo, día 27, una peregrinación a San Sebastián de La Gomera, en homenaje a la Virgen de Guadalupe, patrona de la Isla y de América. La expedición, que está compuesta por doscientas personas, será recibida en la Estación Marítima por la Cofradía de la Virgen de Guadalupe y autoridades gomeras. Tras este acto protocolario, comenzará la procesión por las avenidas y calles del lugar, que se dirigirá a la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Asunción.

En este templo pastoral, a las 10,30 horas, comenzará una solemne eucaristía que serápresidida por el párroco y arcipreste de la Gomera, Miguel Angel Navarro, y el de la comunidad franciscana del Cristo, José Arenas.