Sor María de Jesús de León Delgado nació el 23 de Marzo de 1643, cuarto vástago de un matrimonio humilde afincado en la Villa de El Sauzal, municipio del norte de Tenerife y uno de los parajes más hermosos de la Isla.
El hogar se mantenía con el jornal del padre de Sor María de Jesús, Andrés de León Bello, mientras la madre, María Delgado Perera, cuidaba de los cuatro hijos y atendía la casa. Con el fallecimiento de Andrés de León –debió ocurrir antes de 1646- la pobreza se adueñó del hogar, hasta verse María Delgado en la necesidad de desprenderse, tres años después, de la menor de sus hijas, hoy en proceso de canonización.
Un matrimonio peninsular con residencia en La Laguna, donde el esposo ejercía como médico, deseando ampliar la familia, puesto que solamente tenía una hija, se dispuso a recibir en su hogar a una niña abandonada o perteneciente a una familia en pobreza extrema. Fracasado el intento de lograrlo en la propia Laguna, la esposa del médico se dirigió a El Sauzal; allí le informaron de una viuda, madre de un niño y tres niñas, la menor de seis años, encaminándose a su casa. Ante la insistencia de la visitante en hacerse cargo de la niña con la promesa de mantenerla en igualdad de condiciones que la hija biológica de la misma edad, María delgado accedió por el bien de su hija.
La estancia de la niña en La Laguna se interrumpió dos años después, al llegar a oídos de María Delgado que el matrimonio pensaba trasladarse a América, llevándose secretamente a su hija.
María Delgado falleció a poco de recuperar a su hija, haciéndose cargo de la niña una buena amiga llamada Inés Pérez, vecina de la Orotava. En casa de Inés permaneció hasta que, entrada en la juventud, dos mujeres, conocidas y al parecer, de confianza, se presentaron en la Orotava, simulando una carta de Catalina Delgado, tía de la joven, invitándola a que fuera a vivir con ella y su esposo, Miguel Pérez, lagunero y rico hacendado.
Al llegar a La Laguna, en vez de dirigirse al domicilio del matrimonio Pérez Delgado, la llevaron a un callejón, situado tras un lateral de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Remedios –del que hoy se conserva una parte sin acceso al público- y en el que una de las acompañantes entabló conversación con un hombre que las estaba esperando, mientras la otra se mantenía a cierta distancia con María de Jesús, que cayó en la cuenta de lo que estaban tramando.
Descubierta la trama de las celestinas, Catalina Delgado y Miguel Pérez se hicieron cargo de su sobrina. En casa de sus tíos, que no tenían hijos, comenzaron a brillar las cualidades que adornaban a la Sierva de Dios: natural suave y tierno, entendimiento claro, voluntad siempre inclinada al bien, prudencia y discreción. También comenzó a destacar por la solicitud y diligencia en ayudar a su tío en la administración de la hacienda y por la desenvoltura con que se entregaba a los menesteres de la casa. A pesar de tantas ocupaciones, nunca dejó de cuidar con esmero su vida espiritual, practicando frecuentes ejercicios de piedad.
María de Jesús fue pobre desde su niñez y, ya adulta, continuó siéndolo por libre elección, depositando toda su confianza en Dios y no acomodándose a la holgura económica del hogar de sus tíos, quienes, sin consultar con ella, otorgaron testamento a su favor el 26 de marzo de 1665. Este hecho supuso un gran sufrimiento para la Sierva de Dios de cuyo corazón se había apoderado el firme propósito de consagrarse a Dios en pobreza y total dedicación de servir a los demás.
Dispuesta a consagrarse a Dios en la vida contemplativa de clausura y en estricta pobreza, renunciando a la dote que le ofrecían sus tíos, logra ser admitida en el monasterio de Santa Catalina de Siena de La Laguna en calidad de criada de Sor Jacobina de san Jerónimo, dispensándola de este modo de la dote que debía llevar consigo, no quedando desamparada al fallecer la monja a la que servía.
Desde su ingreso en el monasterio, despertó la admiración de las monjas el extraordinario progreso de la recién llegada en el ejercicio de las virtudes hasta el punto de trascender los muros del cenobio y comenzar a extenderse por todas partes su fama de santidad.
Muerta el día 15 de Febrero de 1731, la noticia de su fallecimiento de divulgó en la ciudad antes de que lo percibieran las religiosas que se encontraban junto a su lecho. Hubo una auténtica conmoción popular en torno al monasterio, con lamentaciones, a la vez que la aclamaban como Sierva de Dios y santa.
A los tres años de su fallecimiento, fue exhumado su cuerpo incorrupto y depositado en un artístico sarcófago policromado en el coro bajo del Monasterio.
La fama de santidad de la Sierva de Dios, que emerge públicamente el mismo día de su fallecimiento y jamás se ha oscurecido, ha ido acrecentándose con el paso del tiempo y, lejos de debilitarse, hoy es un hecho evidente, como lo atestigua la multitud de los devotos que visitan su sarcófago a lo largo del año, y, de modo especial, el día del aniversario de su muerte, con resonancia en los medios de comunicación social de la Isla. Respondiendo a este sentir popular, el Ayuntamiento de La Laguna ha dedicado a la Sierva de Dios una calle de la Ciudad, y el de El Sauzal, además de una calle, una plaza con estatua de bronce orante y un museo.
Tras ocho años de trabajo minucioso, el 14 de Mayo del año 2000 tuvo lugar la clausura del proceso diocesano de canonización de la Sierva de Dios, Sor María de Jesús de León Delgado, OP, en la Iglesia del Monasterio de Santa Catalina de Siena. Poco más tarde, el Vicepostulador y el Notario Actuario, dieron cumplimiento al compromiso de presentar en la Sagrada Congregación para las causas de los Santos las actas del referido proceso y, hallándolo conforme a Derecho, ha recibido el Visto Bueno de dicha Congregación.
Nota: Esta breve semblanza de la Sierva de Dios está entresacada de los diversos escritos del P. José Mateos García de Paredes, OP, Vicepostulador, aparecidos en varios números del Boletín informativo de la Causa de Canonización.
Vicente Cruz Gil
Síntesis del Proceso de Beatificación de la Sierva de Dios
Sor María de Jesús de León Delgado
Este Monasterio de Santa Catalina de Siena, custodia el cuerpo incorrupto de una monja que vivió en este Monasterio y que, muriendo con fama de santidad, despierta la devoción de los fieles de la diócesis, de toda Canarias y de fieles de muchos rincones del mundo. En este momento la Causa de Beatificación está en su fase romana, y se está elaborando, en estrecha colaboración con el Relator de la Congregación para la Causa de los Santos, la Positio sobre vida y virtudes.
Su vida religiosa fue austera, simple y llena de virtudes; de hecho, es uno de los mayores casos de portentos sobrenaturales y virtuosos en torno a una persona, en donde destacan, no sólo la inexplicable incorruptibilidad de su cuerpo, sino todos los prodigios que rodearon su vida. La santidad de un sierv@ de Dios se prueba por las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. De lo que “La Siervita” dio prueba fehaciente de ellas durante su vida.
Esta religiosa murió en olor de santidad, aunque esta fama devocional la tuvo incluso desde antes de su muerte. Hoy en día, es una de las figuras históricas de origen canario más veneradas del archipiélago, conjuntamente con el Santo Hermano Pedro de Betancur y el Padre San José de Anchieta. Igualmente, la devoción hacia “La Siervita” es una de las más importantes de la isla de Tenerife, en particular, y de las Islas Canarias en general.
La devoción del pueblo cristiano a La Siervita
Cada 15 de febrero (aniversario de su muerte) su cuerpo es expuesto al público en un sarcófago de madera policromada, que guarda dentro una urna de cristal con su cuerpo; ante las masivas peregrinaciones de devotos que desean ver a Sor María de Jesús. Dicho sarcófago solo puede ser abierto con tres llaves, de las cuales, al principio guardaba una llave el prior provincial de la Orden, otra la familia de don Amaro Felipe, y una tercera la Comunidad. En la actualidad, las tres llaves se encuentran en el Monasterio. Dichas llaves giran en diferentes sentidos que sólo las monjas conocen, según lo han aprendido a través de generaciones.
El cuerpo yacente sólo puede ser visto tras las rejas de metal del coro bajo del Monasterio, y es costumbre que los fieles tiren papeles con mensajes escritos para que “La Siervita” los ayude en sus problemas. El espectacular sarcófago dorado fue donado por el ya mencionado capitán Amaro Rodríguez Felipe (Amaro Pargo).
Este día los alcaldes de El Sauzal y de La Laguna realizan una ofrenda conjunta de flores como símbolo de hermandad entre los dos municipios. En los últimos años, esta exposición del cuerpo también sucede el domingo siguiente al 15 de febrero, debido a la gran afluencia de devotos (que llegan desde todo el Archipiélago Canario y desde otros lugares de España) y a la imposibilidad que tienen de venerar el cuerpo solo un día al año. Por esta razón se ha decidido ampliar un día más el plazo de exposición de la venerada Sierva de Dios, en espera de que la Iglesia se pronuncie al respecto agregándola al número de los beatos, y de esta forma pueda ser venerada más tiempo.
El Proceso de la Causa de Beatificación
El Proceso se inició en un Expediente de Canonización en 1826, siendo interrumpido en 1832. La causa de esta interrupción fue la situación política, económica y religiosa que se vivió en España en aquel momento. Más tarde, se inició de nuevo el Proceso diocesano (el día 12 de diciembre de 1992), y cuando concluyó dicho proceso fue enviado a Roma para su consideración.
Desde entonces, el Proceso se encuentra en la fase romana (en la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos), encargándose un Relator del proceso, contando con la colaboración del Postulador General de la Orden de Predicadores y algún experto colaborador externo a la Congregación.
Existe un manuscrito que cataloga los 1.251 favores que realizó “La Siervita” después de su muerte. Según dicho legajo, el mayor número de prodigios se produjo en 1740, con 258 favores constatados. Según este manuscrito, Santa Cruz de Tenerife es la localidad en la que Sor María de Jesús realizó más prodigios, con un 43%; seguida de San Cristóbal de La Laguna, con un 28%; Tacoronte, con un 6,6%; La Orotava, con un 4,3%; Los Realejos, con un 3,2%; El Sauzal, con un 2,5% y la isla de Fuerteventura, con un 2,4%.
No obstante, cada año el número de casos de personas que creen haber recibido una gracia de “La Siervita” crece exponencialmente, con testimonios de personas favorecidas por la monja también en Gran Canaria, La Palma, Lanzarote, El Hierro, La Gomera y otros lugares de España y del mundo. Su devoción está ampliamente asentada en todo el Archipiélago Canario, constituyéndose de hecho, en una de las principales devociones de las islas.
Sor María de Jesús es popularmente considerada como protectora de aquellos que sufren rapto y son secuestrados, esto se debe a los dos intentos de secuestro que sufrió en su niñez: el primero ordenado por la esposa del médico tras la negativa de su madre de entregársela; y el segundo intento, orquestado por dos “damas”, para obtener beneficios económicos con la venta de la virginidad de la joven. También se le invoca contra los incendios. Se le suplica su intersección sobre todo tipo de males y causas imposibles, como pueden ser problemas de salud, problemas psicológicos, explotación infantil, o enfermedades cutáneas.
Ya desde el hallazgo de su cuerpo incorrupto, existieron los testimonios de personas que sanaron de graves enfermedades al tocar o estar frente a su cuerpo. De estas personas destacan sobre todo religiosas de su Monasterio o regidores de la ciudad de La Laguna y de la isla. Sor María fue muy venerada por los marineros de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, dichos hombres de la mar extendieron su devoción al Nuevo Mundo y a otros puntos. Su figura fue además exaltada por el Rector de la Universidad de Salamanca, Don Pedro Andrés Machado y Fiesco, quién la denominó: “Asombro de penitencia”.
Tras la inauguración de un museo dedicado a ella en su casa natal en El Sauzal, el obispo de la Diócesis de Tenerife, Monseñor Bernardo Álvarez Afonso, se refirió a su vida y obra como “La vida ejemplar de una mujer entregada a Dios y al servicio de los demás”.
A pesar de no haber sido aun oficialmente canonizada, el culto privado a Sor María de Jesús se ha convertido, espontáneamente, en el equivalente canario del culto a Santa Teresa de Jesús en el resto de España, Santa Catalina de Siena en Italia o Santa Rosa de Lima en Perú y Latinoamérica.
Juan Pedro Rivero González
Museo de La Siervita
El museo de la Siervita está ubicado en una de las dependencias del patio de entrada al Monasterio. A este patio, que es la entrada principal del Monasterio, se accede por la calle Deán Palahí, y allí, aparte del museo de la Siervita, también se encuentra el torno, la puerta reglar, y los locutorios del Monasterio.
Una vez accedemos al museo podemos observar dos clases de objetos: Por un lado, los que pertenecieron al uso personal de la Siervita, y por otro, los que se encontraban por el monasterio, que los hemos recopilado y expuestos en éste museo para que puedan ser visitables.
Las monjas, desde el tiempo de la Siervita, tuvieron mucha delicadeza al guardar muchas cosas de su uso personal, por esta razón se han conservado hasta el día de hoy. Todo estaba guardado con mucho esmero en su celda-oratorio, que aún se conserva en un extremo del ala del noviciado. Pero cuando procedimos a hacer reformas en esa parte del monasterio, todos esos objetos los hemos pasado a la actual estancia del museo con el fin de que puedan ser vistos por quienes lo deseen.
Como pueden observar si vienen a visitar el museo, todo lo que fue del uso personal de la Siervita se encuentra en vitrinas para su mejor conservación: ropas, cilicios, disciplinas, tabla donde dormía, muestras de linfa empapadas en ropa cuando exhumaron el cadáver, etc.
Los objetos que se encontraban por las diferentes estancias del monasterio, y que hemos restaurado y expuesto en el museo, son: cuadros (hay tres y el más antiguo ha sido restaurado por Antonio Ayala), dibujos, un niño Jesús, estampas, coronas, alfombras, grabados, un busto hecho por Garcíarramos, etc.
Todos estos objetos se han colocado con mucho gusto en este lugar, como ya hemos dicho anteriormente, para que las personas que lo deseen los puedan visitar. Hubo un tiempo que estaba abierto al público, con un segurita responsable. Pero ahora sólo lo abrimos una vez en semana, cuando la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de La Laguna nos avisa que viene un grupo concertado con su respectivo guía.
Con el tiempo, el museo será trasladado de nuevo a la celda-oratorio de la Siervita, cuando ésta parte del monasterio sea rehabilitada, y pueda ser visitable por las personas que lo deseen.
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