Fray José Arenas Sabán
Ilustrísima Sra. Alcaldesa, ANA ORAMAS, Excma. Corporación Municipal de este querido municipio Lagunero, Excmo. Sr. Ricardo Melchior, Presidente del Cabildo, ilustrísimas autoridades civiles y militares, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de la Diócesis, P. Francisco, guardián y mis hermanos y amigos de la Comunidad Franciscana, del Convento de San Miguel de las Victorias, Sacerdotes diocesanos, D. Juan Luís Maury-Verdugo, Esclavo mayor y miembros de la Junta de la Real y Venerable Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna, a todos los laguneros, devotos de Nuestro Cristo Crucificado, y a todos los que puedan estar siguiendo este Acto por los medios de comunicación social.... Aprovecho esta solemne ocasión para saludaros de nuevo a todos, expresaros mi cariño, afecto, amistad, y familiaridad y mi deseo franciscano de la PAZ Y EL BIEN
Quiero agradecer ante todo las sentidas palabras de Dña. ANA ORAMAS, nacidas de un afecto cordial y entrañable. Realmente, ANA, tú, con tu presencia y tus palabras bañadas de lagunerismo, y amor a la Laguna, eres un auténtico Pregón que hace casi innecesario el mío.
No os toméis demasiado a la letra todas esas cosas exageradas en el elogio que ha dicho, dictadas sin duda, por su amistad y aprecio. Con esas hermosas palabras de presentación de la Señora Alcaldesa Ana, llenas de cariño, lo que sí es seguro, es que has adivinado lo que hoy aspiro a ser: Un humilde pregonero de los valores del Evangelio, un humilde pregonero de Cristo en La Laguna y para La Laguna.
Y quiero también que mi voz y mi pregón, llegue, por los medios de comunicación, como CONSUELO para todos aquellos que padecen el gran mal de nuestro tiempo: La soledad. A todos los que os encontráis solos: soledad de los ancianos a quienes los achaques y limitaciones alejan cruelmente de los hijos cuando más lo precisan; soledad de los jóvenes encerrados en sí mismos por las drogas y otros tipos de ensimismamientos nocivos; soledad de los que padecen otro mal de estos tiempos; la depresión, y están aislados en su tristeza y resignación. A todos os quiero decir: No lo dudéis, escucharéis pronto los voladores, los cohetes, las tracas, las campanas que os anuncian que tenéis cerca al Santísimo Cristo de La Laguna, que en su soledad nos dio cobijo a todos.
Así mismo deseo que mi voz pueda llegar a todos los laguneros que, obligados por las circunstancias, sueñan con esta tierra lejos de ella. A todos los laguneros emigrantes, en la península o en países de otros continentes, pregoneros permanentes de la Laguna, que desde lejos rezan al Cristo, yo os digo que EL sigue esperando vuestro regreso y que todos los Laguneros (como no podía ser de otra manera) sienten en el corazón el dolor de los que estamos mucho tiempo fuera de esta bendita tierra que es La LAGUNA.
Tengo que confesaros la emoción y también la alegría que me ha producido el que os acordarais de mí para nombrarme, ni más ni menos, pregonero de estas solemnes fiestas del Stmo. Cristo de la Laguna 2006.
Por lo tanto, vaya por delante mi agradecimiento a la Sra. Alcaldesa, así como a toda la Corporación Municipal por el sorprendente honor que me han proporcionado. Un honor, una alegría y un agradecimiento que se acentuó al saber que mi nombramiento de pregonero de las fiestas del Stmo. Cristo ha sido aceptado unánimemente por todos y que la Sra. Alcaldesa recibiera publica y oficialmente, en un Pleno, la aprobación y la felicitación del Sr. Javier Abreu. Gracias muy de corazón amigo Javier. Para mi no hay mayor satisfacción que la unión, el entendimiento y la colaboración de unos para con otros. Si con mi presencia y haciendo honor a mi apellido, aporto un granito de “ARENA” a la causa de la unión por el bien y el progreso de nuestra Laguna, me doy ya de entrada por satisfecho y feliz.
Tengo que empezar diciendo que cuando la Alcaldesa, Ana Oramas, en su visita a Cáceres me comunicó la voluntad de concederme el honor de ser el pregonero de las fiestas del Santísimo Cristo, no me lo pensé demasiado porque la verdad - los que me conocen saben que es así- nunca digo que no, así que en esa ocasión tampoco me podía negar. Pero no tardé en darme cuenta de la gran responsabilidad que estaba asumiendo, teniendo en cuenta el tiempo que físicamente llevo ausente de esta querida Ciudad y de que por otra parte son fechas coincidentes con la Solemne Novena que vamos a celebrar también en estos mismos días a la Virgen de Guadalupe, lo que me dificultaban mucho venir.
Pero ni a ANA ORAMAS, ni a esta Corporación Municipal, ni a ninguno de sus grupos, ni a La Laguna, ni a vosotros podía yo negarme. Y por eso hoy, en los comienzos de este Pregón le digo a La Laguna: He vuelto, La Laguna, y no sabes cuanto te agradezco el cariño que tus hijos laguneros me han dado en mi regreso. Espero estar a la altura que te mereces. No soy poeta para ensalzar con mis versos tu grandeza, sólo un sacerdote franciscano y contador de cosas que dejaré que el corazón guíe a la mente para que mis palabras se viertan pausadamente y con voz clara para sentirte y admirarte, para cantar a los que no te conocen que aquí en La Laguna, hay humildad, orgullo, cultura, piedad, devoción, tradición y nobleza.
Estoy contigo, pueblo mío; estoy hablando contigo de tú a tú, como se le habla a los seres queridos. Otra vez me has buscado para que hable de ti, de tus costumbres, de tu gente, de tus cosas, de los valores evangélicos y sobretodo de tu Cristo, nuestro Cristo Lagunero. Y como siempre, acudo a tu llamada y aquí me tienes, algo emocionado y algo cohibido por la gran responsabilidad de ser pregonero de tus alegrías y de tus bondades, pero contento de que cuentes conmigo para decirlo a los cuatro vientos. Y no es que me preocupe lo que me pidas, tú sabes, LA Laguna mía, que haré siempre lo imposible por complacerte: me asusta lo que no pueda darte; me asusta no merecer la confianza que en mí pones cada vez que me llamas para hablar de ti. Pero soy raíz tuya, que si no me has parido, y si aquí yo no he nacido, si me abriste los surcos de tu tierra, y en ellos me sembraste. Y regándome y abonándome con tus mejores maneras, me has permitido crecer en ti y a ser de ti
Tú, LA LAGUNA; viejo y noble tronco paternal, me injertaste a ti, y hoy soy esqueje tuyo a fuerza de ser amamantado con tu savia, y en ti me he desarrollado y vivo en ti protegido y sujeto por lazos indisolubles a tu ramaje. Y el día que, como todos los frutos maduros, me desprenda de tus ramas y caiga al suelo para que el viento me arrastre forzosa y definitivamente de ti, alguna semilla mía quedará para siempre arraigada a los surcos bondadosos de tu tierra, que no eres tú de los que olvidan a los que te han querido. Y de vez en cuando yo sé que seré recordado por ti, pueblo mío, que desde el día que crucé tus lindes me abriste tus puertas de par en par, tratándome como a otro hijo tuyo, y poniéndome a la misma altura de los paridos por ti. Y desde ese día quedé atado para siempre a tu nombre, quedé voluntariamente obligado a defender y extender la devoción del CRISTO que te identifica y que yo llevo como bandera allá por donde voy.
Y como para corresponderte no tengo otra cosa mejor, te ofrezco un amor infinito y un profundo respeto hacia ti y hacia tu gente, hermanos míos laguneros, ya porque tú y ellos lo habéis querido. Por eso estoy aquí, pueblo mío, cohibido como siempre que me llamas, pero dispuesto, también como siempre, a darte lo que tengo, que es mucho menos de lo que tú mereces, y de lo que mi voluntad, de poder, te ofrecería.
LA LAGUNA, pueblo mío, hoy quiero hablarte
como lo hiciera un hijo noble y sumiso,
porque pienso que nunca podré pagarte
el que me pongas flores por donde piso.
Yo, que abracé tu nombre como bandera, y en una calle mi nombre, JOSE ARENAS SABAN rotulaste,
guardo en mi pecho un grito de desafío:
¡qué importa que en tu pueblo yo no naciera
para que yo te quiera como algo mío!
En ti tengo el abrigo de mi morada;
y defiendo tu tierra con el orgullo,
de sentir como el moro que allá en Granada
lloraba por un pueblo que no era el suyo.
En tus tiernos brazos me sorprende el sueño
Añorando tantos de aquellos cuidados.
Pues fuisteis vosotros, queridos laguneros
Los que me mostraron, moreno y alzado
Con su cuerpo abierto, al Crucificado
Que es vida y es paz, esperanza nuestra
Y el mejor hermano.
Por todo os quiero, por todo me hago
uno con vosotros y con El, hermano
Para daros gracias por tantos consuelos
Por tantos halagos, por tanto quererme
Por sentirme vuestro, siendo tan extraño
Por tenerme cerca estando lejano
Por ser lagunero que es lo que mas amo.
Dicho con un lenguaje más coloquial y menos retórico: muchas gracias porque, aunque nací en Lucena de Córdoba en Andalucía, me hacéis sentir tan lagunero como cualquiera de los que han visto su primera luz en esta preciosa ciudad.
Dicen antiguos refranes que “El buen paño, en el arca se vende” y que “El pescado, para venderlo, hay que pregonarlo”. Y, “hay que saber pregonarlo”, y la mejor manera es la vida misma: me ocurrió a pocos años de vivir en la Laguna en el Convento de San Miguel de las Victorias o Santuario del Cristo.
Un amigo mío, hijo de cierto señor sindicalista importante de los años de la República, vino a verme.: “Mi padre sabe que somos amigos, y quiere verte, está moribundo”. Su padre líder obrero, luchó cuando joven y soportó las derrotas. Encarcelado, huido, se hizo indiferente y agnóstico a todo. No pienses que va a pedirte los sacramentos -me dijo- pero quiere hablar contigo. Fui, lo encontré moribundo. Apenas podía hablar, lo acompañé, le apreté la mano. El hizo un esfuerzo y me dijo: “Padre, coja usted la cartera esa de la mesilla”. Tomé la carterita. “Ábrala por favor”. Abrí, la carterita, sin dineros, ya ni papeles, tenía con el carnet de identidad una estampa del Cristo de La Laguna: consumida, sucia, absolutamente gastada, casi no se reconocía la imagen de tan deteriorada. Yo la besé. El quiso besarla y me dijo: “Padre, yo hace tantos años, muchos años que no piso una iglesia, no quiero ver a los curas ni en fotografía, pero yo tengo fe, siempre la tuve, caí en la guerra al otro lado y luche por los míos; he estado siempre al otro lado, en oposición con la Iglesia”. Le apreté la mano, porque yo conocía su historia.
Pero él siguió jadeante: “desde los años treinta viví alejado de prácticas religiosas, ni piso una iglesia...Pero esa estampita de mi Cristo Lagunero ha venido siempre conmigo, toda la vida, en mi cartera, en la cárcel, en mi casa, siempre la he puesto a mi lado antes de dormirme. Ahora que me voy a morir, quiero pedirle a usted, P. Arenas, un favor....” A punto de lagrimas, qué podía yo hacer más que apretarle la mano: “-lo que usted me pida”. El repitió. “Ahora que me voy a morir. Yo le tengo prometido al Cristo que cuando fuera a morirme iría a verlo, le haría una visita para rezar un padrenuestro y decirle que me espere, que ya voy para allá.... No puedo hacer la visita, a usted le pido, que le coge tan cerca, que se lo diga, que le rece mi padrenuestro y dígale al Cristo que ya voy y que me espere....”
Os juro ( creo que no hace falta que lo jure) que yo atravesaba las calles de La Laguna emocionado con aquella estampita del Cristo de La Laguna, como irían los antiguos cristianos de Roma llevando desde las catacumbas la Eucaristía a los mártires de la cárcel Mamertina.
Aquella tarde lo comprendí todo: comprendí por qué nuestro Cristo Moreno es el Señor no sólo de la Laguna, sino de Tenerife. Hay viajeros y turistas que lo ven como una pieza cumbre de la imaginería. Para nosotros, en ese rostro del Cristo va un dolor infinito, el dolor suyo y el dolor nuestro. El puede con los maderos de nuestras cruces.
¿Por qué Señor ocurren los misterios de dolor: dramas de inocentes que sufren, niños tullidos, guerras, hambres, inmigración, desolación....? Y le dije: “Tu amigo está moribundo, Cristo de La Laguna, tu viejo amigo se está muriendo. No puede venir a verte y te traigo un encargo: Que ya va, que salgas a recibirle, que le acojas.”
Y por eso digo y está claro para mí, que en el Cristo Lagunero nos identificamos todos. Todos aquí, en La LAGUNA, de una manera o de otra, oficial o a escondidas (como en el caso de mi amigo) somos del Cristo. Y siempre dije y vivencié en los años que estuve, que aquí en LA LAGUNA ( y lo dije, lo digo y lo diré siempre) se podrá ser de izquierdas (que los hay) o de derechas (que los hay) ;se podrá ser rico (que los hay) y pobres (que los hay); se podrá ser culto o analfabeto, se podrá ser militar, catedrático, artista, famoso o anónimo, anciano o niño, se podrá incluso presumir de no religioso y de no creyente. Pero ante Nuestro Cristo todos los laguneros reaccionan de la misma manera, todos nos sentimos iguales y orgullosos de ser de aquí. Nadie, ningún grupo político, social, e incluso religioso, debe apropiarse del Cristo en exclusiva. El Cristo es de todos y todos somos del Cristo. A nadie se le debe dar y a nadie se le debe quitar. Ya San Pablo dejó dicho en su carta a los Gálatas: “Ya no hay judío ni griego, ni esclavo, ni libre, ni hombre, ni mujer, ya que todos sois uno en Cristo”. Y esto se vive aquí.
En los nueve e intensos años que estuve de superior- rector del Santuario fui testigo de muchísimas manifestaciones que, de recordarlas de nuevo, entrando en detalles, a todos se nos pondría la “carne de gallina”. Fui testigo de muchas y variadas manifestaciones llenas de sentimiento y piedad:
Recuerdo la visita de su Alteza Real el Príncipe de Asturias, D. Felipe de Borbón; le acompañábamos en aquella ocasión, el Obispo anterior D. Felipe y un servidor. Al llegar al presbiterio, el Príncipe, se quedó parado y nos dice: “que suerte tienen ustedes, ¡Qué fácil tiene que ser rezarle a este Cristo”.
En otra ocasión recuerdo la visita del Arzobispo Cardenal de Sevilla, hermano mío en la Orden Franciscana, Fray Carlos Amigo Vallejo, mirando al Cristo dijo: “Mira que en Sevilla hay imágenes de Cristos importantes y hermosos desde el punto de vista artístico, religioso y devocional, pero este tiene algo diferente. Debe ser que este CRISTO UNE y en Sevilla divide: unos son de Gran Poder, otros del Cachorro, otros del Calvario, otros del Silencio. Este Cristo de La Laguna, es UNO y llama a la unidad.”
Uno de los grandes tenores de España, el canario universal D. Alfredo Krauss,( que en paz descanse). Por unos amigos comunes, tuve el honor de conocerlo e incluso compartir tertulia y mesa en distintas ocasiones, el día que vino al Santuario, para hacerse Esclavo, al llegar al presbiterio me dijo.”Aquí ante este Cristo se queda uno sin voz”.
En otra ocasión observé que Jorge Valdano y Oscar Dertizia, venían los Viernes por la tarde al Santuario, y creyendo que no eran observados se arrodillaban y rezaban e incluso encendían sus velitas al Cristo. Yo muy aficionado al Fútbol los reconocí al momento y bajé a saludarlos. “¿Que tal por aquí? A pedirle al Cristo que nos eche una manita”.Dijeron. (Y hay que reconocer que aquella época , fue la época dorada y no le iba nada mal al C.D. Tenerife).
En otra ocasión estaba celebrando una misa funeral (no recuerdo exactamente por quien) y al terminar vi, que un señor que andaba con dificultad y con muletas se acercaba al presbiterio y un esclavo amigo que estaba allí me dice: “Arenas, ese señor que se acerca es D. Antonio Cubillos”. (No sé si él que aún vive, se acordará )
Tras saludarnos me dice: “ Padre ARENAS, yo no soy muy dado a los elogios ni a las emociones, pero usted diciendo misa, dándonos ese hermoso mensaje en su predicación (aunque con acento godo de la metrópolis) y mirando a este Cristo me he emocionado y me ha hecho mucho bien estar aquí esta tarde. Me gustaría, cuando a usted le venga bien, dialogar e intercambiar impresiones”. Yo miré al Cristo y con gesto taurino y en voz baja dije: “Cristo, va por ti”.
Otro día observé como una señora mayor,(casi anciana) entraba de rodillas al santuario y subía y bajaba el pasillo central de la iglesia una y otra vez: Yo la seguía desde distancia con discreción y cuando le vi las rodillas sangrando no pude más y le dije. Señora,¿qué hace usted? Ella me contestó: “Cumpliendo una promesa. Tengo un hijo que estaba metido en la droga; le pedí al Cristo que se apiadara de mi y de él, porque estábamos sufriendo mucho en mi casa con ese tema y que hiciera el milagro de “curarlo” y sacarlo de la droga. Y así ha sido. Está ya muy recuperado, parece otro, está guapísimo y todos estamos muy contentos. Por eso estoy de rodilla, cumpliendo la promesa.” Yo le dije:¿ por qué no deja de ir de rodillas( que parece un torero) y viene a la Eucaristía esta tarde y le da gracias al Cristo de esta otra manera? Ella me dice: ¿Me vale igual? Le vale igual (le contesté). Se quedó aquella tarde en Misa y fue el comienzo de su despertar a la Fe de ella y de todos los suyos. Al menos empezó a frecuentar y participar de los Sacramentos.
Hoy es una señora cristiana entusiasmada con el evangelio y disfrutando de la familia. Ya entonces me decía y aún me dice cada vez que me llama a Guadalupe “Todo se lo debo al Cristo”
Y qué decir de la amiga Paqui Pérez,( que en paz descanse) conocida, querida y admirada por muchos de este ayuntamiento,(hermana del no menos conocido y querido amigo lagunero Santiago Pérez) donde trabajó casi hasta los últimos días de su penosa y larga enfermedad.
Sin violar la intimidad, entre otras cosas por secreto profesional. Si puedo decir, sin violar el secreto, que empezó acompañando a su madre, a la Misa, al Cristo y terminó “enganchada” y entusiasmada con los valores y el Mensaje de Jesús de Nazaret “El Cristo de Nuestra FE”. El Cristo habló muy al oído a Paqui en la enfermedad. Una enfermedad que al final le arrebató la vida, pero que le despertó los muchos valores y cualidades que ella tenía dentro de si. Paqui en su enfermedad se abrazó al Cristo y fue un ejemplo para todos de superación, lucha, esfuerzo, serenidad, paz, familiaridad, entusiasmo y sobre todo de Fe y Esperanza.
Otro día observé que una pareja salía de este ayuntamiento, donde acababan de contraer matrimonio civil, y subían la calle de Nava y Grimón ( llamada también calle El Agua) hacia la Plaza del Cristo, yo iba detrás, en un momento que miraron para atrás , me reconocieron y me dijeron “ Padre si va usted al Santuario quiere hacer el favor de ponerle al Cristo el Ramo de Novia y dígale que nos proteja y nos bendiga que aunque nos hemos casado por lo civil queremos que El esté muy presente en nuestras vidas” Yo los invite a que vinieran conmigo, hablaron conmigo y seguimos en contacto y conversaciones. Pasados cuatro meses me pidieron celebrar el Sacramento del Matrimonio en el Santuario y hoy son unos cristianos convencidos y entusiasmados con el mensaje del Cristo y su evangelio.
Y qué me dicen ustedes de tantos hombres y mujeres de todas las edades, que vienen, los Viernes, casi de madrugada, de Las Mercedes, Jardina, Las Canteras, Tegueste, Tejina, Valle de Guerra, Bajamar, Punta del Hidalgo, Lomo Largo, La Cuesta, La Esperanza, San Benito, El Coromoto, la Verdellada, Finca España, Geneto, La Higuerita, Valle Tabares, los Baldíos, El Sobradillo, San Lázaro y de tantos otros barrios laguneros y municipios, como un verdadero y autentico ramillete de emoción, Piedad y devoción.
¡Cuantos enfermos han pedido su curación, cuantos novios han consagrado su amor, cuantos estudiantes en los momentos más agobiantes han venido a este Cristo. ¡Cuantos matrimonios en crisis han encontrado en el Cristo “su segunda oportunidad “¡ Por todo y por tanto pude comprobar no en pocas ocasiones, lo que dice la famosa copla: “Al Cristo de La Laguna mis penas le conté yo, sus labios no se movieron y sin embargo me habló”
Fui testigo del trabajo nunca valorado de tantos hombres y mujeres que quitaban tiempo a la familia e incluso a sus vacaciones y sus días libres para trabajar por el Cristo. Nuestro pueblo lagunero es de una gran religiosidad, de grandes inquietudes evangélicas y de un gran amor a la Iglesia y a sus ministros. Vi, en aquellos años. y veo en los recientes y trágicos acontecimientos que aquí se han vivido, como el Incendio del Obispado, y otros, un gran cariño al Señor Obispo, sacerdotes, religiosos y religiosas.
Pero aún tenemos camino que andar: hay sectores (y ustedes saben que lo digo con todo el respeto y cariño) que necesitan una formación catequética más adecuada a los tiempos y purificar algunas manifestaciones supersticiosas de Fe. Una cosa es la parasicología o fenómenos sicológicos o fenómenos paranormales o autosugestión y otra es La FE en CRISTO VIVO Y RESUCITADO. La Fe en el Cristo y en el Evangelio tiene que estar por encima de “santeros”, futurólogos, tarot, cartas, aguas medicinales, piedras, hierbas, amuletos, líneas telefónicas, más propio de religiones primitivas y de planteamientos nada cristianos. La mezcla entre magia y religión nos lleva a ser cada vez menos creyentes pero más crédulos, menos religiosos pero más mágicos, menos católicos pero más sectarios. El problema no es pasar de la fe al ateismo, el verdadero conflicto surge cuando pasamos de no creer en Dios a creérnoslo todo. La magia, los horóscopos, “los rapeles” no salva, ni redime ni nos libera. EL QUE NOS SALVA ES CRISTO. La doctrina social que aparece en los evangelios, que es la que predicó y practicó Cristo, es tan avanzada o más que cualquiera de las existentes en las modernas sociedades democráticas de nuestro entorno, y en su práctica radica nuestro bienestar social familiar y cultural. Y en este sentido se ha pronunciado la Iglesia en varias Encíclicas que, por conocidas, no es necesario que a ellas me refiera. Pero a pesar de estas influencias, el pueblo lagunero sobresale por sus grandes inquietudes, su solidaridad, su generosidad y su gran amor.
Con este Pregón entramos en unos días en que todos, en alguna medida, tenemos que ser mejores personas, mejores cristianos tenemos que querernos más, olvidar cualquier posible rencilla. Ya lo dice Cristo en el Evangelio de San Mateo, en el Capítulo 5, versículos 23 y 24: “Si tienes una disputa con tu hermano, primero perdónale y luego ven a rezar al Templo” Las fiestas del Cristo son una oportunidad para unirnos y vivir en concordia, en el respeto mutuo, el amor y la paz. Hemos de ser fraternos. Cualquier paso dado en sentido contrario, en la línea de la división, del enfrentamiento, del olvido, de la difamación o del menosprecio de unos para con otros o de unos grupos hacia otros (como a veces se puede dar) desagrada profundamente a Nuestro Señor y hiere gravemente la convivencia de todos los laguneros. Hay demasiados nervios, crispación, alejamientos e individualismos. Olvidémonos de la frustración de las divisiones, de los colores, de las ideologías. Este Cristo nos convoca y nos iguala. Ya San Pablo en su carta a los Efesios, Capítulo 4, versículos del 1 al 6 dijo: “Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, os ruego, que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz.”
Recuperemos el disfrutar de las cosas pequeñas y fomentar las tertulias y entendamos que a las fiestas les hace falta familiaridad y amistad. Cristo nos quiere sanos, liberados, alegres y llenos de vida. Cristo es el autor de la vida nunca de la muerte. El quiere que tengamos vida y vida en abundancia. El no quiere ni se complace en el dolor de nadie, ni en el llanto, ni en el luto, ni en el sufrimiento, ni en la desesperación de nadie. Dios no manda castigos a nadie, Dios no quiere la muerte de tu padre ni de tu hijos. Dios no nos manda las tragedias ni los males, Dios no quiere que tengas ningún tipo de enfermedad. Decirle a Dios ¿porque me mandas esto?, no tiene sentido. Dios quiere que tengamos vida. Dios no abandona nunca a nadie. El siempre está con nosotros. El Evangelio es Buena Noticia, alegre Noticia, liberadora Noticia. No podemos usar la religión para dividirnos, no podemos usar la religión, la vida cristiana o El Cristo de nuestra fe, para asustar, abochornar, descalificar, ridiculizar, reprimir o aplastar a nadie. Las guerras sin son guerras no pueden ser “santas”.
Mi querida Orden Franciscana, mis queridos hermanos franciscanos así como mi querida y Venerable Esclavitud, deben ser una buena identificación, referencia y orgullo de este pueblo lagunero. La Orden Franciscana Como la Esclavitud ( que cuidan, rigen y gobiernan) cada uno en su carisma y en su particularidad, deben ser como los brazos del Cristo, unidos, porque los brazos no pueden tirar en distinta dirección. Hay que estar por encima de colores, ideologías, gustos, caprichos, afectos, celos, envidias, infantilismos, simpatías o afinidades. Es y debemos presumir(los franciscanos, los Esclavos y todos los Cristianos laguneros) de Católicos, que justamente significa Universal. También San Pablo en su carta a los Corintios, en el Capítulo 1, versículo 10 nos dice:” Os conjuro hermanos, por el nombre de Cristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones: antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. Porque hermanos míos, estoy informado de vosotros, por los de Cloe, que existen discordias entre vosotros. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, Yo de Apolo, Yo de Cefas, Yo de Cristo. Está dividido Cristo? Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?... Y así mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo Crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios”.
Sería un atrevimiento y un descaro por mi parte que en este “Salón de plenos” donde hay muchos y buenos gobernantes, pretendiera dar yo lecciones de gobierno. Pero en mi experiencia pastoral y en el ejercicio de mi ministerio puedo decir con toda humildad y discreción que no es mejor gobernante, el que más cotas de poder alcanza, metiéndose en terrenos que no son los suyos. Eso sería “golpìsmo”. Un buen gobernante y sobretodo un gobernante evangélico es aquel que tiene actitudes de servicio y ayuda a todos sin discriminaciones ni caprichos y respeta las diferentes posiciones de los demás. El buen gobernante es aquel que sabe y es consciente hasta donde llegan sus límites, aceptando sus propias limitaciones, sin intromisiones, sin pulsos y sin celos. Los que hemos dirigido, dirigen y dirigirán en el futuro los destinos del Cristo, como institución, hemos de ser humildes, cercanos, sencillos, abiertos, universales y generosos. Ya a propósito de esto nos dijo San Mateo en el Capítulo 20, versículos 25 al 28 de su Evangelio: “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos”
Todos debemos sentirnos obligados a respetar y cumplir cordialmente las orientaciones de las autoridades municipales, las orientaciones del Sr. Obispo, para que así, favorezca el desarrollo y el progreso de la ciudad, por una parte así como la vitalidad de la vida espiritual de esta diócesis. Sólo desde esta paz con Dios y desde esta concordia entre nosotros será posible vivir estas fechas, con aires nuevos, de autentica fiesta y sentimientos de verdaderos hermanos.
No nos flagelemos como siglos atrás se entendía la penitencia. Nuestro flagelo y nuestras penitencias debe ser el sacrificio diario por ser mejores, por sonreír cuando nos cuesta a los que nos rodean, por saber ofrecer nuestro cansancio en la calle a quien nos necesita y nuestro trabajo diario, por vivir la familiaridad y la paz. Ahí debemos estar los Esclavos del Cristo los primeros en ese acto voluntario de cariño, comprensión y ayuda con nuestros hermanos por amor a ellos y por amor Al CRISTO. Empeñémonos todos en que durante todo el año nuestras calles de La Laguna sean lugares vivos y llenos de espíritu cristiano que se contagie a otros y no sólo en este mes de Septiembre.
También, quisiera en este Pregón volver la mirada a un sector muy importante de esta jovial, universitaria, alegre y siempre bendita ciudad de La laguna, a un sector que es el futuro, la simiente y el mañana: La Juventud.
No hagáis caso de todo lo que se dice de esta juventud, riente y bulliciosa cuando se divierte, pero seria y responsable cuando tiene que serlo. Yo creo conocerla bien, porque me traté con ella y sé que son gente noble y maravillosa. No la critiquemos sin juzgarla. Esa juventud lagunera que voluntariamente consagra lo mejor y más grande de su vida, dejándoselo en la transformación de su pueblo. Esa juventud que se afana a diario en buscar la más pura autenticidad para los valores humanos sociales y cristianos, que es digna de admiración y respeto porque contrasta fuertemente con esa otra juventud que todos conocemos ajena a los valores y sumida en su autodestrucción y materialismo. Esa juventud, sincera y generosa, que entregará lo mejor de sus virtudes, que sumirá responsablemente puestos y cargos que conllevan sacrificios y renuncias a muchas cosas. Esa juventud lagunera que es sangre nueva, refuerzo de ilusión, sonrisa esperanzada y aliento para sus mayores. Esa juventud que acusa en lo más hondo de su ser y siente como propio todo cuanto a su alrededor le ocurre, que se aferra a su Cristo como inapreciable tesoro de religiosidad popular. Esa juventud, en fin, que por amor a su Cristo lagunero se oculta con seriedad y con júbilo tras la búsqueda de la paz y el bien.
Cuando ya está a punto de comenzar las Fiestas del Cristo, cuando casi se oyen ya a lo lejos los cohetes y voladores, sonido típico que anuncian que el Cristo está cerca, yo OS INVITO a levantar vuestros ojos hacia nuestro cielo lagunero, elevar nuestras almas hacia lo alto y rezar y orar conmigo para que todos los jóvenes de La Laguna, sean la razón de vuestra esperanza en un futuro lleno de amor y entrega.
Levantemos nuestros ojos también hacia nuestro Cristo lagunero para que sepamos abordar el drama de la INMIGRACION. La llegada de los cayucos a las costas canarias es muy lamentable y dramática. Ya el Sr. Obispo D. Bernardo, animaba a acoger a estas personas, a estos seres humanos en situación de enorme penuria y fragilidad. “ No debemos olvidar que los canarios fuimos emigrantes; además, el cristiano contempla en el extranjero, mas que al prójimo, el rostro mismo de Cristo, nacido en un pesebre y que, como emigrante, huye a Egipto, asumiendo esta fundamental experiencia de su pueblo. Los extranjeros son además, una actualización eficaz de ese universalismo que es un elemento constitutivo de la Iglesia Católica. Y en nuestras comunidades hemos de hacer realidad el llamamiento que hizo el anterior Pontífice Juan Pablo II a convertir las mismas “en laboratorios de convivencia humana”. Pidamos al CRISTO que les de acierto a los responsables públicos que han de regular adecuadamente los flujos migratorios. Yo pienso que la gran hospitalidad, solidaridad, generosidad y el gran corazón de la que esta dando muestras el pueblo canario están impresionando y emocionando no solo a toda España sino al mundo entero y haciendo mucho mas llevadero este terrible drama social. Que el CRISTO, también emigrante, os bendiga y os lo premie.
Alegraos, que con esta fiesta ha llegado el momento de la alegría. Saludaos unos a otros como si fuera la primera vez o como viejos amigos. Abrazaos, bailad, cantad y reíd. Dejaos llevar por la música, romped por unos días la monotonía de todo el año, de forma que la explosión de vuestra alegría no tenga más límite que el del respeto a los demás. Un pueblo que sabe divertirse a fondo, en paz y armonía, es un pueblo culto y sabio. Ojala cuando ardan los fuegos artificiales en la gran noche de estas fiestas, quememos con ellos nuestros complejos, nuestras manías, rarezas, prejuicios, agobios, celos, envidias, ansiedades, stres, depresiones.
Hay que amanecer más transparentes, equilibrados, satisfechos y felices. Hay que quemar con los fuegos artificiales y la gran traca tan característicos de estas fiestas del Cristo todo aquello que hay en nuestro interior que no nos deja vivir ni respirar. Pero recordar que el centro indispensable de lo que os digo es el Cristo, y que las fiestas deben girar, en todas sus facetas, alrededor de El. Y me atrevo a decir que si no es así, la Fiesta no tiene sentido. Sólo serían un jolgorio popular sin más, todo lo brillante que se quiera, pero no las fiestas del CRISTO. Yo os deseo que sean estas las mejores fiestas que hayan disfrutado en LA LAGUNA, que se graben en la memoria de todos para que su recuerdo alivie la morriña de los que tendremos que irnos de nuevo y anime a los que se queden a seguir trabajando juntos, a aparcar las diferencias, para conseguir una ciudad más habitable y feliz.
Y, por mi parte, puesto que habéis tenido la gentileza, de hacerme un poco más lagunero, no puedo terminar sin invitaros a que vengáis a GUADALUPE, donde bastantes amigos de aquí ya han ido, Patrimonio de la Humanidad al igual que nuestra Laguna), y disfrutar de su rica, variada y sabrosa gastronomía y de la dulce devoción a nuestra Madre de Guadalupe. Allí os sentiréis en vuestra casa, como yo hoy y siempre en LA LAGUNA, me siento en la mía.
¡Que el Santísimo Cristo de la Laguna, el Cristo Moreno, y la Santísima Virgen de Guadalupe, la Virgen Morena, Patrona de Extremadura nos hermanen y nos unan para siempre!
Termino como empecé, hablándole a La laguna:
La Laguna, pueblo mío, empiezan tus fiestas, las fiestas del Cristo Moreno, y así he querido yo reflejarlo. No sé si he sabido interpretarlo a tu gusto y deseo; pero de lo que puedes estar seguro, Laguna mía, es que no he hecho más que escribir lo que el corazón me ha dictado, sin cambiar ni una sola coma que pudiera hacer mi conversación contigo más brillante o más halagadora, y porque es así como yo la vivo. Gracias pueblo mío, gracias La Laguna por escucharme con la atención que lo has hecho. Y como final, sólo te pido que unas tu voz a la mía, que tu voz amiga me acompañe en un grito que suene más fuerte y mejor que todo lo que acabo de decirte:
¡Viva el Cristo de La Laguna¡
Muchas Gracias. He dicho