A través del Bautismo nos convertimos en pueblo de Dios y nos convertimos en discípulos misioneros, en ‘agentes evangelizadores‘. Así que la evangelización es tarea de todos los que somos Iglesia, ‘un pueblo con muchos rostros‘. Así se expresaba el obispo, Bernardo Álvarez, citando al Papa, en el transcurso de la Misa que presidía este domingo, en la Catedral, en la que se realizó por una parte, la recepción de los símbolos de la Misión de todas las realidades eclesiales de las vicarías de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna y, por otra, se realizó el envío misionero de algunos diocesanos que van a tener una experiencia en verano en Paraguay, Costa de Marfil y Perú.
Previamente, la tarde había comenzado en el exterior del Santuario del Cristo lagunero. Allí se realizó la acogida de los miembros de las distintas parroquias, cuyo representante portaba el farol que, posteriormente, sería encendido del la Luz de la Paz de Belén que se custodia en la parroquia de Santo Domingo.
Precisamente, tras la llegada de este signo, se realizó una breve celebración que ponía el contexto de una tarde destinada a avivar la conciencia de la alegría de ser discípulo misionero. Desde el citado lugar, la comitiva precedida por el farol de la Misión diocesana, y en medio de cantos, se dirigió hacia el primer templo de la diócesis. En su pórtico principal el obispo Álvarez acogió a los participantes y se dispuso todo para comenzar la eucaristía.
El prelado nivariense resaltó en la homilía que cada “bautizado es un discípulo misionero”. “Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” – aseveró.
Además, siguiendo la exhortación “la alegría del evangelio” hizo un llamamiento a la evangelización informada ‘de persona a persona’, la que cada uno de los bautizados debe realizar llevando el amor de Jesús a otros de forma espontánea en sus conversaciones y acciones diarias.
En la parte final de la homilía, Bernardo Álvarez, a partir de la evangelio del día, recordó las palabras del obispo de Roma en el Ángelus del día. “No existe la misión cristiana en tranquilidad plena; no existe la misión cristiana en tranquilidad plena. Las dificultades y las tribulaciones forman parte de la obra de evangelización y nosotros estamos llamados a encontrar en ellas la ocasión para verificar la autenticidad de nuestra fe y de nuestra relación con Jesús”.
Pero en todo ello el Señor nos sigue diciendo, como les decía a los discípulos de su tiempo: ‘¡No teman!’. No olviden esta palabra: siempre, cuando tengamos alguna tribulación, alguna persecución, algo que nos haga sufrir, escuchemos la voz de Jesús en nuestro corazón: ‘¡No tengan miedo! ‘¡No tengas miedo: sigue adelante! ¡Yo estoy contigo! – expuso.
Álvarez finalizó su cita como Francisco haciendo presente la vida de la Virgen, para sostener que “en el testimonio de la fe no cuentan los éxitos, en el testimonio de la fe no cuentan los éxitos, sino la fidelidad; la fidelidad a Cristo, reconociendo en cualquier circunstancia, también las más problemáticas, el don inestimable de ser sus discípulos misioneros»
Después de la comunión se realizó el envío misionero, se bendijo la Cruz de la Misión que ya tenía cada persona y se encendieron los distintos faroles de las parroquias.