I DOMINGO DE CUARESMA

San Marcos ha sabido resumir muy bien el mensaje central de Jesús. En este primer domingo vamos a escuchar su llamada. Dice así: “Ha llegado el tiempo”. No hay que esperar a nada. Es el momento de tomar una decisión. “El Reino de Dios está cerca”. Cerca de nuestra vida. Más cerca de lo que pensamos. El quiere reinar en el mundo introduciendo justicia, paz y amor. “Convertíos  (volveos a Dios) y creed esta Buena Noticia”. No podemos vivir de espaldas a Dios ni mirar para otro lado. Es  el momento de volver a Él y acogerlo, vivir siempre de cara a Él. Porque quien “A Dios tiene nada le falta” para ser feliz y disponer de las fuerzas necesarias CON LAS que  nada ni nadie nos aparte de su lado. Que esta Cuaresma sea de verdad NUEVA Y RENOVADORA.

ODRES NUEVOS PARA UNA CUARESMA NUEVA

Pesan los viejos odres, están ahí desde siempre, aunque estén casi vacíos. Los odres de nuestros ritos rutinarios, los odres de tradiciones superficiales, los odres de nuestras palabras de siempre. Cambiemos a odres nuevos, el odre nuevo del amor social, el odre nuevo de la compasión ciudadana, el odre nuevo de la respuesta al sufrimiento ajeno. Odres nuevos para una cuaresma nueva, para una Cuaresma con carne social, la carne de quien anda en necesidad.

1 La fuerza del Espíritu está con Jesús. El Espíritu es quien lo lleva al desierto. No es una emboscada ni una trampa, sino algo que responde al plan amoroso de Dios. El desierto es lugar de búsqueda, de discernimiento, de austeridad, de silencio, de escucha, de descanso, de oración. ¿Podía ser una alternativa en este tiempo cuaresmal procurarnos un poco de desierto? ¿Disfrutar momentos, reflexionando en silencio, buscando el encuentro con nosotros mismos y con Dios? A Jesús, el Espíritu le hace sentir hambre de servicio, de humildad, de entrega,de compasión, de justicia, de confianza..¿También a mí?

2 Las tentaciones intentan ofrecer a Jesús un camino triunfalista. Utilizar el milagro fácil en provecho propio. El objetivo es que Jesús actúe al margen del plan de Dios. Sentir la tentación-prueba es bueno. Jesús la vivió. Él nos enseña cómo se atraviesan y cómo se superan las pruebas. Nos demuestra que las tentaciones no son la seducción del mal, sino la ocasión de madurar, de ser personas más realistas, más fuertes, más pacientes y prudentes, más compasivas, más comprensivas. Es la oportunidad de volver al Evangelio, de sentir de nuevo la fascinación de los gestos y las palabras de Jesús. ¿De qué vivo? ¿Cuál es mi alimento para madurar y para crecer?

3 Es la tentación del afán de dominio, la sed de poder, el deseo de someter a los demás, de exigir obediencia. La alternativa que Jesús propone a esta extendida tentación es el servicio:”estoy entre vosotros como el que sirve”. En el lavatorio de los pies nos deja en testamento la forma de ejercer el poder. Adorar sólo a Dios nos hace personas libres, fraternas y felices.

4 Sigue siendo actual la tentación de intentar utilizar a Dios, de querer ser como Dios, tratar de hacer a Dios a nuestra medida. La tentación de la arrogancia, los privilegios, el poder, la prepotencia, el prestigio... se puede presentar hasta basándose en la Escritura. Jesús no ha nacido para que le lleven los ángeles en volandas, ni hará milagros para hacerse propaganda ni para tener éxito personal, sino para abrazar, tocar leprosos, sanar heridas, liberar, aligerar yugos, denunciar esclavitudes y mostrar la compasión del Padre hacia todas sus criaturas.

5 Actuando como Jesús se alejan los adversarios. Con su victoria Jesús nos demuestra que todas las dificultades, que sin duda tendremos, pueden ser superadas. Como Él, contamos con la fuerza del Espíritu y la luz de la Palabra. Jesús fue tentado en el desierto, en los caminos y en las ciudades. Fue tentado por los familiares y por los discípulos, por el pueblo y por las autoridades civiles y religiosas. Jesús ha sido tentado, ha vivido y experimentado todas las situaciones y circunstancias que nos toque vivir. “Jesús tolera ser tentado para que en Él aprendamos todos a triunfar” (San Ambrosio).

6 Otra Cuaresma… otra Pascua. Anímate a vivir este año otro tipo de Cuaresma: más social, más solidaria, más entregada, más ayudadora, más compasiva. Eso te llevará a vivir otra Pascua: más fraterna, más humana, más luminosa, más esperanzadora, más tierna, más nueva. Una Cuaresma nueva para una Pascua nueva Escucha la voz de la profecía: “Todo lo hago nuevo” (Ap 21,5). Esta novedad hemos de forzarla para que pueda ser. Por eso este pregón es una oferta, un envite, un reto. Jesús, incansable caminante, va a nuestro lado en el itinerario cuaresmal. Hagamos camino con él abriéndonos a toda carne, sobre todo la más necesitada, a la más doliente, a la más humilde. Fidel Aizpurúa