La Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna, con la asistencia de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, han presentado las obras de rehabilitación de los edificios anexos al Real Santuario y han inaugurado el nuevo Museo-Exposición Permanente del Cristo de La Laguna, que estará abierta a las visitas próximamente. En el acto, que tuvo lugar ayer miércoles día 1 de septiembre, intervinieron el Obispo de San Cristóbal de La Laguna, Bernardo Álvarez Afonso, la directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Mª Antonia Perera Betencor, y el Esclavo Mayor de la Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna, Francisco J. Doblas González de Aledo.
El recorrido expositivo comprende un espacio central, donde se distribuyen cuatro ámbitos: el Convento, el Cristo, la Esclavitud y las obras de San Agustín, y que a su vez se complementa con la Sala de Juntas donde se expone el antiguo Púlpito de la iglesia conventual, así como una serie de lienzos de diversas iconografía y dataciones. Igualmente, en la zona de tienda se expone la peana procesional de la imagen (conocido como “El Trono”) obra de orfebres laguneros desde los siglos XVII al XX.
Aparte de las obras expuestas el montaje comprende la instalación de cuatro pantallas con material fotográfico que complementan el discurso, todo ello organizado por temática relacionada con la temática religiosa y procesional del ámbito que comprende.
Todas las obras expuestas están identificadas con cartelas en tres idiomas, de la misma manera que los menús interactivos de los soportes multimedia.
La imagen del Cristo de La Laguna es la principal devoción de la ciudad desde hace más de cuatro siglos y preside todavía su santuario, antiguo templo del Convento de San Miguel de las Victorias. Situado junto al él, esta exposición permanente ofrece la oportunidad de conocer mejor su historia y la actividad de la Esclavitud, una hermandad fundada en 1659 que se ocupa desde entonces de su culto.
Se muestran aquí obras procedentes del monasterio, fundado a comienzos del siglo XVI. Se recuerda así la importante labor de la Orden de San Francisco, la única que tuvo casas en todas las islas. Se exhiben también piezas ligadas directamente a esta escultura de Jesús crucificado, espléndida muestra del arte que llegó a Canarias desde Flandes. Son objetos que han cumplido o cumplen su función tanto en el interior del templo como en la calle, cuando la imagen sale en procesión por la ciudad en Semana Santa y en sus fiestas de septiembre.
Destacan los velos que ocultaban la efigie habitualmente en su hornacina, una costumbre ya perdida; así como la diadema y los clavos que constituyen su único adorno. Cálices, atriles, candeleros, un sagrario y un juego de aguamanil (piezas de platería realizadas en las islas y en América) han contribuido a la magnificencia de la liturgia. Y cuando el Cristo sale a la calle en sus fiestas lo sigue haciendo en su cruz sobre peana, ambas de plata repujada; mientras que el Viernes Santo se mantiene la tradición centenaria de usar una sobria cruz de madera.
En las procesiones se siguen usando los estandartes, el incensario y las navetas, así como las mazas y las varas que portan el esclavo mayor y otros miembros de la Esclavitud. Finalmente, se exponen tres esculturas isleñas de los siglos XVII y XVIII procedentes del antiguo convento agustino de la ciudad.